miércoles, 20 de mayo de 2009

La fiebre porcina

Hace ya cerca de un mes que comencé este blog. Me costó mucho arrancar porque no sabía una pepa de computación y a pesar de la ayuda que me brinda mi amiga Mariela Torres, poco es lo que he aprendido.
Todavía no sé como subir una imagen, porque cada vez que trato de hacerlo me sale la advertencia de que no se pudo subir debido a un error interno.
Algún día aprenderé a subir fotos, imágenes y tuticuanti.

Vivo en la provincia de Buenos Aires, más exactamente en Pilar, en la localidad de Derqui. Famosos son aquí los whiskys importados. Por ejemplo dicen que el Vat 69 que fabricamos acá, es muy superior al verdadero y el blend del Ballantine`s supera en mucho al original.
Pero lo que quería contar es otra cosa. Un vecino, de cuyo nombre prefiero no acordarme, me invitó a comer chancho el próximo Sábado.
Lo único que me pidió es que lo ayude a carnearlo. Yo, en mi puta vida he carneado un chancho y se lo dije para que no solicite mi ayuda. Pero argumentó que él, algo sabía porque había carneado lechones y cerdos.
—Pero acaso, cerdos y lechones no son chanchos? —le pregunté sorprendido. Y ahí me enteré que un chancho es un cerdo de más de 400 kilos, de sabor algo feraz (que palabrita ¿ehh?) y que rinde lo suficiente de carne, grasa y todo lo que se aprovecha de él, lo suficiente para que una familia pase el invierno.
Me llevó hasta el chiquero a verlo. ¡La puta! Es un enorme animal que de tan gordo que está no puede casi tenerse en pie.
Me miró con unos ojos tristes que me partieron el alma. Mi vecino continuaba parloteando:
—Van a salir muchos kilos de grasa fina. ¿Sabías que la grasa de cerdo es la mejor para hacer el pan? ¡Y los chicharrones! Vamos a hacer morcillas, chorizos de todo tipo, jamones, etc.
—¡Pero hay que matarlo!
—El mecánico de los tractores va a traer el camión grúa, así lo colgamos para carnearlo. Mañana, venite a eso de las seis de la matina, así lo degollamos y enseguida lo colgamos para juntar la sangre con la que fabricaremos las morcillas…
Me fui a mi casa, donde vomité hasta el alma, si es que tengo.
En realidad no se cómo salir del paso. Creo que le voy a decir que tengo miedo a la fiebre porcina y que soy tan melindroso que incluso dejé de chatear con una amiga de México, por temor al contagio. Ni en pedo voy a ir a matar un chancho.

2 comentarios:

  1. Jajaja, ¿o está mal reírse de las desgracias ajenas?

    Unos amigos de mi papá, que estaban en nuestra quinta, una vez mataron un chancho con escopetas, con la excusa de que el animal vecino se había metido en nuestro terreno y se estaba comiendo las batatas, lo cual para hacerlo, rompía toda la tierra. Era enorme. Lo asaron un día entero. Comimos chancho hasta que nos cansamos. Claro, eran otros tiempos, no había gripe porcina.

    Besos.

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  2. Ah, te vas a arrepentir cuando la peste porcina haga destrozos en la población humana!! cuando el 99% de la humanidad haya perecido por causa de la gripe porcina vos dirás, "oh no pude haber ayudado matando un chancho y no lo hce! arrepentimiento!!"

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