sábado, 23 de mayo de 2009

El chancho porcino



El chancho porcino

Este asunto del chancho ya me tiene podrido. Mi vecino, don Aramís quiere que la carne sea tiernita y sabrosa, para lo cual tiene una receta que trajo de los Apeninos, su tierra. Consiste en alimentar al cerdo, en sus últimos días, con delicadas mazorcas de maíz tierno, acompañadas de unos buenos tragos de alguna bebida alcohólica.
Doña Sofía a escondidas mías, le regaló un cajón de whisky “Johnnie Walker” Black Label, escocés (pero de Escocia, eh) que lo tenía guardado para las ocasiones solemnes. Cuando me di cuenta y la recriminé diciéndole que era un legítimo escocés, me contestó diciendo que ella no le iba a dar al pobre animal un whisky berreta, como el que se fabrica acá.
Corrí a la quinta de don Aramís y logré rescatar un par de botellas que aún quedaban. El chancho y don Aramís dormían la mona como dos angelitos. ¡Qué hijos de puta! Al pasar le tiré una patada al maldito chancho y me retrucó con un eructo y una flatulencia que me hicieron correr a la puerta.
Ya en mi casa bajé al sótano con papel y lápiz, dispuesto a hacer un inventario general de mis bebidas.
Solamente quedaban tres botellas de Ron Bacardi Oro importadas de Cuba hace como mococientos años. Las botellas de Gin inglés Tanqueray habían desaparecido. Sólo quedaba una caja de Gin Burnett`s y curiosamente estaban completas las dos cajas de Grappa Pinot Grigio (Buiese) que me mandó mi hermana. Doña Sofía sabe que con mi hermana no se jode. El Tequila José Cuervo Especial había casi desaparecido. Solo una cajita con 6 botellas estaba solitaria en un estante. Decidí parar el inventario ahí. Tenía miedo que me viniera un infarto. Subí a la cocina a tomar un vaso de agua. Doña Sofía canturreaba entredientes y me miraba desafiante. Seguramente esperaba que yo explotara, para así ella contestarme que hacía seis meses que no le pagaba el sueldo ni los pequeños préstamos que me hizo. Decidí callarme y no darle el gusto.
No pienso amargarme el día.

1 comentario:

  1. Ayy, ¡qué difícil! Doña Sofía te roba las bebidas y no podés decirle nada, eso es lo peor.

    Entonces, ¿el chancho se mata?, sino, ¿para qué darle el gusto de tomarse tu whisky?

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