Don Sata vino a cobrarme.
Lo encontré en la calle Corrientes. Nos fuimos a tomar algo al Café Paulista. Pedí un cortado y don Sata pidió una cocacola. Allí me sentía seguro, rodeado de tanta gente. No me haría ningún daño delante de tantos testigos.
—Lo siento mucho, Honorable Repugnancia, pero todavía no he podido reunir el dinero que usted dice que le debo.
—Eso está fuera de discusión. Lo que me debes me lo debes. Y negociaremos la forma de pago…
—Le pagaré en pequeñas cuotas, Vuestra Alteza Sifilítica.
—No hay problema, solo que eso aumentará el interés.
—Pero Señoría de las Jaquecas Femeninas Frígidas. Estaré de acuerdo en el mismo interés que me cobraría el Banco.
—¡Maldito mequetrefe! ¡Yo no soy un Banco!
—Escuhe, Mi Señor de las Polución Nocturna de Cuenteros Cajetillas, no me haga levantar la voz, porque me estoy enojando…
—¡Mirá como tiemblo, pedazo de pelotudo! ¿Crees que podrías conmigo?
—Claro que sí, Oh, Gran Montón de Estiércol Putrefacto. Para algo estudié Karate…
—Ja,ja, ja
—Sí, ríase no más, Eminencia Agusanada, pero el que ríe último ríe mejor, Oh Emperador de los Sapitos Aplastados en la Carretera.
—¿En verdad estudiaste karate?
—Claro que sí, Oh Vuestra Alteza de los Basurales del Tercer Mundo. Soy nada menos que cinturón blanco.
—Está bien. Dime tú entonces, el importe de cada cuota mensual
—¿Mensual dice? ¿Está loco? Oh Rey del Excremento de Elefantes Diarreicos…
—¿Y cada cuánto tiempo me pagarás entonces?
—Yo había pensado en cada año bisiesto Oh, Sultás de las Alcantarillas Tapadas en Días de Lluvia
—No sé, no sé…
—Por favor, Amo de lo Escatológico, Vuestra Gracia Pedorra, Oh, Gran Feto de Tripanosoma Canino. Tened piedad de mí, Gran señor de la Oscuridad Absoluta, Vuestra Miasma Odorífera…
—Estás muy inspirado hoy. Solo por eso te voy a aceptar tu miserable oferta
—¡Gracias, gracias, Gran Señor de los Amigos de Malos Pensamientos
—Estuviste muy flojito con mis títulos honoríficos, en el día de hoy… Me voy. En cualquier momento te pasaré a visitar
—¡Andate a la puta que te parió!
Lo encontré en la calle Corrientes. Nos fuimos a tomar algo al Café Paulista. Pedí un cortado y don Sata pidió una cocacola. Allí me sentía seguro, rodeado de tanta gente. No me haría ningún daño delante de tantos testigos.
—Lo siento mucho, Honorable Repugnancia, pero todavía no he podido reunir el dinero que usted dice que le debo.
—Eso está fuera de discusión. Lo que me debes me lo debes. Y negociaremos la forma de pago…
—Le pagaré en pequeñas cuotas, Vuestra Alteza Sifilítica.
—No hay problema, solo que eso aumentará el interés.
—Pero Señoría de las Jaquecas Femeninas Frígidas. Estaré de acuerdo en el mismo interés que me cobraría el Banco.
—¡Maldito mequetrefe! ¡Yo no soy un Banco!
—Escuhe, Mi Señor de las Polución Nocturna de Cuenteros Cajetillas, no me haga levantar la voz, porque me estoy enojando…
—¡Mirá como tiemblo, pedazo de pelotudo! ¿Crees que podrías conmigo?
—Claro que sí, Oh, Gran Montón de Estiércol Putrefacto. Para algo estudié Karate…
—Ja,ja, ja
—Sí, ríase no más, Eminencia Agusanada, pero el que ríe último ríe mejor, Oh Emperador de los Sapitos Aplastados en la Carretera.
—¿En verdad estudiaste karate?
—Claro que sí, Oh Vuestra Alteza de los Basurales del Tercer Mundo. Soy nada menos que cinturón blanco.
—Está bien. Dime tú entonces, el importe de cada cuota mensual
—¿Mensual dice? ¿Está loco? Oh Rey del Excremento de Elefantes Diarreicos…
—¿Y cada cuánto tiempo me pagarás entonces?
—Yo había pensado en cada año bisiesto Oh, Sultás de las Alcantarillas Tapadas en Días de Lluvia
—No sé, no sé…
—Por favor, Amo de lo Escatológico, Vuestra Gracia Pedorra, Oh, Gran Feto de Tripanosoma Canino. Tened piedad de mí, Gran señor de la Oscuridad Absoluta, Vuestra Miasma Odorífera…
—Estás muy inspirado hoy. Solo por eso te voy a aceptar tu miserable oferta
—¡Gracias, gracias, Gran Señor de los Amigos de Malos Pensamientos
—Estuviste muy flojito con mis títulos honoríficos, en el día de hoy… Me voy. En cualquier momento te pasaré a visitar
—¡Andate a la puta que te parió!
¿Cómo que flojito? Al Malo no hay título que le venga bien. "Sultán de las Alcantarillas Tapadas en Días de Lluvia" me parece un título de lo más adecuado y honorífico.
ResponderEliminarAdemás, en mi blog, hay un regalo para vos.
Besos.