viernes, 16 de octubre de 2009

!Qué cosa! ¿Nó?


¡Qué cosa!...¿No?





Estaba subido al tejado y le pedí a mi nieto que me alcanzara una maza.



—¿Una qué?



—Una maza. Es eso que está a tu lado, junto a tu pie derecho…



—¡Ah! ¡La cosa ésta! Ya te la paso



—Gracias. Ahora por favor alcánzame dos tirafondos



—¿Lo qué?



—Son para fijar las maderas.



—¡Ah! !Los cosos estos! Ya te los doy



—¡Gracias!



—¿No querés que te alcance el coso este para atornillar los otros cosos?



—¡Bueno! Pasámelo…Necesito algo para hacer peso y no golpear en el aire…



—¿Querés que te pase la cosa esta?



—¡Buena idea! Pasámela



—Tendrías que poner alguna cosa para arrodillarte o te van a quedar las rodillas llenas de cosas…



—Tenés razón. Decile a la abuela que te de algo para arrodillarme



—¡ABUELA! ¡El abuelo necesita alguna cosa para arrodillarse!



—Decile que se vaya al carajo…¿Porqué no contrató a un techista que sepa trabajar? ¿Qué tiene que andar encaramado sobre el tejado con los años que tiene? Además es seguro que con la primera lluvia, nos va a llover más adentro que afuera.



—¿Escuchaste, abuelo, las cosas que dijo la abuela?



—Soy viejo, pero no sordo. Decile a tu abuela que con el laburo que estoy haciendo, se va a ahorrar un montón de guita, para que se vaya a la peluquería a teñirse las lanas, de celeste, como le gusta a ella y si quiere puede ir a la pedicura a cortarse las pezuñas…!Ma fangulo!



—¡Abuelo! ¿Porqué usas esas palabras? El idioma castellano es muy rico en expresiones idiomáticas…



¡Plop!








2 comentarios:

  1. Jajaja, buenísimo. No puedo parar de reírme mientras escribo el comentario, jajaja.

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  2. ¡Tenías razón Mauri!, pero tu relato está más elaborado.
    Seguramente tuvimos la misma idea, porque escuchamos muy seguido conversar a la gente de esta manera. Es más, ¿quién no la emplea hasta el cansancio?, por lo menos, nosotros, no zafamos, jajaja.
    Abrazos.

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