miércoles, 26 de agosto de 2009
Recuerdos 4
Recuerdos 4
Estoy en Munich. Me he hartado de cerveza y de salchichas.
La última salchicha que comí fue anoche y me dijeron que estaba hecha según la receta de la mamá de Wagner, quien acostumbraba a comerlas para conseguir un estado mental varonil y marcial, igual que sus obras.
Lo extraño de esta salchicha, que es bastante grande, es su color. Es blanca. Me imagino que es por la tripa igual a la que traía el Paté-fois, antes que en la Argentina comenzaran a usar el plástico para hacer los embutidos..
En esta Cervecería en que estoy, uno pide cerveza y te traen una jarra de peltre y loza muy bonita, donde cabe por lo menos un litro.. Y si pide salchichas, te traen una bastante grande y apenas la terminás, ya te traen otra y así sucesivamente..
El dueño, un bávaro gordo y colorado, cuando se enteró que soy argentino, fue adentro y me trajo otra jarra, mas bonita aún y me la cambió por la que estaba usando.. Me explicó que la anterior estaba un poco desportillada y esta era nueva.
Como todos los argentinos terminan llevándose la jarra, ya sea afanándola o comprándola, el quería que yo me llevara la mejor que tenía.
Terminé mi cuarta cerveza, me pusieron la jarra en una bolsita y después de pagarle, el dueño se despidió de mí, besándome en ambas mejillas, a la francesa, según me dijo.
Tomé un taxi, un Mercedes Benz que rajaba la tierra, pero
Igual que en Buenos Aires, me paseó por todos lados antes de dejarme
en el Hotel.
Estoy solo en el Hotel. Terminé con Erika o mejor dicho, ella terminó conmigo. Creo que fue lo mejor. Algún día contaré los pormenores de este abrupto final. Era algo que se veía venir. Ya expliqué que soy un fatalista. Lo que tiene que suceder, sucederá.
El conserje, al verme llegar, me ofrece alguna compañía.
-¿Una rubia, jefe?
-¡No!
-¿Una morocha, jefe?
-¡No!
-¿Una negrita, jefe?
-¡No!
-¿Una pelirroja, jefe?
Ahí dude un poco, pero me repuse enseguida.
-¡No!
-¿Un muchacho, jefe?
-¡Andate a la puta que te parió!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy divertidos tus recuerdos.
ResponderEliminarYa lo ves, te hubieras plantado con la pelirroja y te dejabas de andarte con malas interpretaciones, al fin ibas con el viaje pagado y ya no tenías que cargar las piedras de Erika.
Nada mejor que viajar para conocer a la persona que uno ama. Lamento la separación, sé cuánto la querías. Sobre todo por las piedras.
ResponderEliminarEpa!! Para ser varonil, Wagner se lastraba la salchicha!!! Cosa de locos, vea.
ResponderEliminar